sábado, 26 de junio de 2010

PIRATAS

Ya por los años 40 Bruno Roesner ( primer colono que vivio entre los años 1938 al 46) se quejaba amargamente de la misteriosa desaparición de novillitos que tenia buen cuidado de mantener encerrados y a la que nunca le encontró una explicación.
Mas tarde frente al paso de una embarcación fue a revisar sus animales, sólo encontró el rastro reciente de su paso, una cabeza fresca de vacuno en la orilla.
Cuando llegamos el año 1964 por primera vez a la isla encontramos los restos de la casa que fue de Bruno y que nos sirvió de cobijo mientras construimos otra casa lejos de la playa. Mi padre tenía la esperanza que no fuera a dar al fuego por partes como la anterior. No sabía de la cultura pirata que va recogiendo y tomando todo lo que encuentra a su paso a penas uno da vuelta la espalda; en que es normal la desaparición de animales y enseres y que con los años uno se acostumbra a considerar normal como parte de la cultura.
No es raro que al suspenderse los trabajos en centros de cultivos de salmón o servicios anexos estos sufran de saqueos y destrozos sin que nadie vea nada ya que sus propios vecinos son responsables de ellos por acción u omisión. Nadie quiere enemistarse con ellos lo que a significado grandes restricciones para quienes se quedan en la zona ya que se prefiere al afuerino al momento de contratar ya que le cuesta más robar.
Así se pierde la gran voluntad que sobra para mejorar y ayudar a todo emprendedor tanto de la industria salmonera como de gobierno, y que desanima toda inversión futura, manteniendo la pobreza más de cabeza que de dinero en la costa aisenina.
Esta forma afecta a toda la costa aisenina siendo especialmente vulnerable la Isla Magdalena en toda su costa y son muchas las historias que se cuentan de seno Canalal donde abundan las calaveras de vacas con un agujero de bala y su despoblamiento.