Cuando llegan visitas, se arregla la casa y se disfruta de ese arreglo todo el año, ademas de dejarnos el recuerdo para el largo invierno y el entusiasmo para el próximo verano.
Pero mis viejos lobos de mar vieron en ellos mas pastillas para los nervios, su propio interés y muy poco compromiso. Es que están curtidos.
La propuesta final fue de transformar Gaviota en ECO CALETA y darle un plus.
Esto no es un proyecto, es nuestro diario vivir y lo ha sido siempre porque somos esencialmente sobrevivientes aprovechando de forma artesanal los recursos existentes y reciclando todos los elementos posibles.
¿Quien puede jactarse de pescar su almuerzo en la puerta de su casa, tomando lo justo del mar para su sobrevivencia? Esto nunca agotara los recursos si se extrae lo necesario.
No es nuestra gente la que trae toneladas y toneladas de plásticos, redes, basura y químicos que contaminan el entorno y se encuentran a la deriva navegando a su aire por los canales y que mareas, y vientos las varan en las playas.
Todo lo contrario nuestros habitantes son incansables recolectores de cuanto se puede reutilizar y se hace como forma cultural en que el fuego y la necesidad son los grandes auxiliares de dichas conductas.
Entonces nos queda la tarea de reencantar con este espíritu de sobrevivencia y reciclaje haciendo de ello una oportunidad de encuentro y festejo compartiendo los frutos del mar y sus tradiciones.
A Gaviota se llego a remo, se construyeron ranchos de Naylon, se limpio de monte una orilla de mar y se establecieron en lo que fue un viejo Puerto de espera para cruzar el Ciruelillo en botes a remos, lanchas chilotas, luego a motor y hoy rápidas camino a la capital Puerto Aysen por la carretera del mar que marcaron los navíos de las empresas marítimas que permitieron el poblamiento de la región.
La razón fue simple, la abundancia de pescado y mariscos por la intersección de los canales Moraleda y Puyuhuapi haciendo que los recursos estuvieran al alcance.
Hoy las cosas han cambiado, se cambio la capital, el eje de conectividad va pasando a la carretera terrestre y las comunidades costeras van siendo olvidadas y conquistadas por la industria del salmón.
En Puerto Amparo, puerto de ancla se hacían las pichangas, torneos de fútbol en la pampa natural que se da en la desembocadura del río, y ahí, el lugar ideal para celebrar la colonización de esta localidad se podria efectuar una fiesta costumbrista con la construcción de un de una estructura de galpón de madera y tubos plásticos de esos que se recogen del mar como basura de las salmoneras y nailon recordando nuestro origen, con la salida desde Puerto Gaviota en botes a remo para darle un premio a las cuadrillas que mejor representen a los colonizadores o por tierra a 30 minutos de caminata por un sendero al mas puro estilo del litoral llegando a un curanto y degustacion de nuestros productos como merluza y congrio, empanadas de jaibas, cebiches, erizos, loyas o lapas, en fin una fiesta ofrecida por el mar y sus gente con resguardo de la lluvia y ojala a la luz de la luna con el magnifico marco de la bahía de Puerto Amparo
Todo lo contrario nuestros habitantes son incansables recolectores de cuanto se puede reutilizar y se hace como forma cultural en que el fuego y la necesidad son los grandes auxiliares de dichas conductas.
Entonces nos queda la tarea de reencantar con este espíritu de sobrevivencia y reciclaje haciendo de ello una oportunidad de encuentro y festejo compartiendo los frutos del mar y sus tradiciones.
A Gaviota se llego a remo, se construyeron ranchos de Naylon, se limpio de monte una orilla de mar y se establecieron en lo que fue un viejo Puerto de espera para cruzar el Ciruelillo en botes a remos, lanchas chilotas, luego a motor y hoy rápidas camino a la capital Puerto Aysen por la carretera del mar que marcaron los navíos de las empresas marítimas que permitieron el poblamiento de la región.
La razón fue simple, la abundancia de pescado y mariscos por la intersección de los canales Moraleda y Puyuhuapi haciendo que los recursos estuvieran al alcance.
Hoy las cosas han cambiado, se cambio la capital, el eje de conectividad va pasando a la carretera terrestre y las comunidades costeras van siendo olvidadas y conquistadas por la industria del salmón.
En Puerto Amparo, puerto de ancla se hacían las pichangas, torneos de fútbol en la pampa natural que se da en la desembocadura del río, y ahí, el lugar ideal para celebrar la colonización de esta localidad se podria efectuar una fiesta costumbrista con la construcción de un de una estructura de galpón de madera y tubos plásticos de esos que se recogen del mar como basura de las salmoneras y nailon recordando nuestro origen, con la salida desde Puerto Gaviota en botes a remo para darle un premio a las cuadrillas que mejor representen a los colonizadores o por tierra a 30 minutos de caminata por un sendero al mas puro estilo del litoral llegando a un curanto y degustacion de nuestros productos como merluza y congrio, empanadas de jaibas, cebiches, erizos, loyas o lapas, en fin una fiesta ofrecida por el mar y sus gente con resguardo de la lluvia y ojala a la luz de la luna con el magnifico marco de la bahía de Puerto Amparo